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Sarkozy, el comodín francés

4 de abril de 2006

Varios editoriales de la prensa europea están dedicados a Francia y a la situación política interna de la grande nation:

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Protestas, huelgas. Francia en crisisImagen: AP

El diario Trow de La Haya comenta: "El Gobierno francés ha tomado, básicamente, la dirección correcta, pero con tanto tacto que cava la tumba de sus propios planes. El presidente Chirac ha aprobado la ley laboral, pero al mismo tiempo anuncia que suavizará ciertas partes de ella. Más grave es que el Gobierno intente blindar ciertos sectores económicos, tales como el mercado energético. Así se mantiene la ilusión de que la economía francesa puede ser protegida del malvado mundo capitalista. La oposición socialista comete el mismo error. Intenta sacar partido de la contra al Gobierno, poniéndose del lado de los manifestantes y los huelguistas […] Reformar profundamente la economía francesa es inevitable. Tanto los partidos en el gobierno como la oposición deben atreverse a exponérselo a los electores de manera convincente".

¿Quién busca el acuerdo?

Le Monde, rotativo de París, anota: "Estamos presenciando un traspaso de poder tanto del Gobierno al partido UMP como del primer ministro Villepin al ministro del Interior Sarkozy. El jefe de Gobierno ha demostrado inflexibilidad. Sin embargo Sarkozy, que en realidad es partidario de un cambio brusco, buscará el acuerdo con la UMP y enterrará la reforma. Un año antes de las elecciones presidenciales, esta historia sin sentido sólo puede debilitar aún más a Jacques Chirac. Según sus derechos constitucionales, el presidente francés es uno de los políticos más poderosos de Europa. Sin embargo, enzarzado en las rivalidades de sus posibles sucesores se ve obligado a quemarse las manos urdiendo una solución para salir de una crisis que no supo evitar. Un lamentable fin de su mandato".

Un dirigente en ascenso

Por su parte, el italiano La Repubblica analiza: "Nicolás Sarkozy ha "asumido el poder" en París. Esta expresión del portavoz de los socialistas, si bien está pensada para despertar la polémica, es sin duda alguna correcta. Pues el jefe del partido gobernante UMP se ha vuelto el hombre que podría solucionar la crisis social, en la cual está sumida Francia desde hacia dos meses. Él es el comodín de la escena política francesa, el nuevo interlocutor de los sindicatos e incuestionable dirigente de la mayoría gubernamental. Esto es demasiado incluso para Jacques Chirac, que se siente un tanto molesto por el ascenso de su hijo rebelde".